sábado, 22 de enero de 2011

Viaje a EEUU, primera parte

Este nuevo viaje que describiré hoy tiene características especiales en este blog, ya que es el primero que haré desde otro país, además es el primero que no está realizado a lomos de mi querida compañera de dos ruedas.

El viaje empieza como hasta ahora desde la animada Madrid, en donde tomaré un avión hacia la Florida en los Estados Unidos de América.

Es la primera vez que estoy en esta zona y aunque me imagino que debe haber miles de descripciones de viajes de este tipo, yo me dedicaré a contar mi experiencia personal que seguramente será única e irrepetible.

Mi llegada a los Estados Unidos es al aeropuerto de Nueva York, donde hago un cambio de avión hasta Miami.. La verdad es que a pesar de las constantes comunicaciones sobre las estrictas medidas de entrada al país, yo he encontrado todo bastante normal, y similar a lo que se encuentra normalmente en cualquier aeropuerto europeo. Mi viaje continua sin ningún contratiempo, pero si después de una pequeña carrera para no perder el siguiente avión.

En el avión de Delta, me encuentro la grata sorpresa de tener conexión WI-FI gratuita durante el vuelo. La he aprovechado un poco, pero ya casi me había agotado toda la batería y no pude estar conectado durante todo el vuelo. Pero no puedo quedarme sin decir que el servicio ofrecido por Delta es increíble, por supuesto es un poco más lento que una conexión de banda ancha, pero para leer y escribir un correo está muy bien. este es un pequeño paréntesis comercial, no pagado, pero que me parecía importante mencionar.

A la llegada al aeropuerto de Miami, y aunque no estoy más de unas horas en está ciudad me doy cuenta del carácter Latinoamericano del ambiente y de la mezcla de culturas conviviendo en una misma ciudad.

El clima es algo más cálido que en Madrid en esta época del año, pero sin ser tan cálido como me lo esperaba en un principio. Sin embargo la forma en que está estructurada la ciudad y las terrazas demuestra que el clima es benévolo durante gran parte del año.

Me sorprende también el ENORME tamaño de las cosas en general, las calles, los coches, las farmacias, los restaurantes, las casas y en general todo. La dimensión de los vehículos, y calles, son impensables en la mayoría de las ciudades europeas y demuestran la gran disponibilidad de espacio que tienen los americanos. Lo primero que visito es South Beach, uno de los lugares más famosos de Miami, y donde van, según me contaron, muchas de las grandes estrellas latinoamericanas de Estados Unidos. En esta zona, cenamos, con el horario un poco descuadrado aún, en un restaurante llamado Ice Box. Un restaurante interesante, ya que se puede ver la cocina desde el comedor. Sin ser increíble, creo que puede estar por encima de la media de los restaurantes en EEUU y al menos no es una cadena en donde todo sabe igual. La ciudad tiene un trazado en forma de cuadricula, que se ve en algunas ocasiones interrumpida por lagos o por la costa que obliga a cambiar esta estructura.

Otra cosa que me llamo notablemente la atención fue la cantidad y calidad del transporte público. El único bus que pude ver durante mi visita a Miami, estaba en muy malas condiciones mecánicas, con explosiones constantes y también con pocas personas en su interior. En estas ciudades si no tienes tu propio vehículo estas perdido. Pero por otra parte, no hay tanto problema de aparcamiento como sucede en cualquier ciudad española o europea en general.

Y así continua mi viaje hacia Orlando, la cual contare en el siguiente post para evitar sobrecargar cada entrada.

Un saludo

Esteban